Jarroncito y búho

Hacer algo con las manos: pintura, costura, ganchillo o media, bordados, manualidades del tipo que sea, nos ayuda a tener la mente ocupada, a desarrollar la creatividad y la imaginación y a sentir el placer de la satisfacción.

Aprendemos siempre gracias a otras personas que se preocuparon de enseñarnos, directa o indirectamente. Libros, revistas, vídeos, enlaces en internet (ahora) nos dan ideas, nos explican cómo se hacen las cosas, los pasos a seguir, y ya no tenemos más remedio que ponernos a trabajar, jeje.

Como veis mis manualidades son sencillas. Primero porque me gusta utilizar los materiales que tengo y segundo, porque la mayor parte de las veces pienso en que puedan hacerlos los escolares.

Este tarro de cristal pensé convertirlo en un jarroncito para poder poner flores con agua, o flores secas, claro.

Utilicé papel de periódico con cola para cubrirlo. El fin no era esta vez endurecerlo, sino poder pintar con más facilidad.

En la parte de arriba y en la de abajo pegué unos canutillos de papel que hice, así simulaba un borde.

El procedimiento es muy fácil, así que ya toca coger los pinceles y las pinturas, hacer mezclas y a pintar.

Para el terminado di varias manos de cola blanca diluida en agua. Sirve de barniz pero no brilla tanto.

Al pintar el jarroncito quise darle un aspecto envejecido y como metálico. Esto es lo que salió.

Ahora no tenemos flores para poder poner en agua, así que metí flores secas del campo y lo coloqué al lado de mi viejo búho.

Éste es un trabajo que hice hace bastantes años. En él utilicé pasta de papel, cartón y cola. Y no me preguntéis cómo lo hice, jaja, porque fui imaginándomelo y construyéndolo sobre la marcha.

Le tengo mucho cariño ya que nos sirvió de decorado en la representación teatral "Eloísa está debajo de un almendro".

Sí, hace unos años teníamos un grupo de teatro y montamos muchas obras. Mi madre, mi padre, Sole, Martín, (los cuatro nos faltan hoy), Antonio, Alfonsita, José María, Pili, Pepe, Mariví, Chari, Cati, mi hermana, mi hija, mi hijo, Cristina, mi marido y yo formamos el grupo "Iriarco II".

¡Qué bien nos lo pasamos y cuánto aprendimos juntos!

Valga el búho como recuerdo de aquellos tiempos. Hoy está en un rinconcito de mi casa, lo mismo que las personas que se fueron están en mi corazón.

Aprovecho para daros las gracias por todas vuestras visitas y comentarios. Ya sabéis que sin vosotros este espacio tendría poco sentido.

Abrazos.