El segundo cojín

Seguramente os acordaréis de que hace un tiempo os conté que había pintado un cojín y que me quedaba por pintar otro. Pues por fin lo hice. Esto es lo primero que he hecho después de fallecer mi padre, aunque se me había olvidado hacer las fotos y por eso saqué antes el brick anterior.

La idea se me ocurrió al ver un cojín de mi madre (a ella le encantaban los cojines y los tenía de todos los tamaños y colores). Pues bien, la tela tenía un dibujo de flores, así que pensé ¿y si las coloreo? Probé y como me gustó, armé el primero poniéndole por la parte de atrás un trozo de tela diferente, así podía tener dos iguales.

Si os fijáis en las fotos veréis que las telas parecen diferentes y es que os tengo que confesar una cosa: ni me di cuenta que la estaba pintando del revés. Cuando puse los dos cojines juntos fue cuando me percaté de que uno tenía brillo y el otro no. Pero ya no podía hacer nada.
La cama que veis es la de boda de mis padres. Una cama que nos trae muchos recuerdos. En ella nacimos mi hermana y yo.
Abajo, la foto de la tela del primer cojín. Por supuesto que del segundo ni me acordé de hacerle la foto antes de pintarla. No estaba la cabeza para eso.


Os agradezco mucho todos los comentarios que me habéis dejado en la anterior entrada. Los cuadros de mi madre son una maravilla, ciertamente. Cuando ella falleció no tuve ánimo de hablar mucho de ella en este espacio, y eso que me hubiera apetecido. Quizás por eso decidí traer los trabajos de mi padre y que él participara de alguna manera en este mundo bloguero. Así pasó y me siento feliz de que lo disfrutara.

Os mando un fuerte abrazo