Cada pieza debe estar en su sitio

En la entrada anterior comenté que mi hermana está haciendo un puzzle y que me había pedido que le echara una mano. Tres mil piezas para colocar y cada una debe de estar en su sitio.
El puzzle es el Guernica de Picasso. La dificultad, además del tamaño, es que hay poca variedad de color, todo son tonos de grises, blancos y negros.

Sobre un tablero se van colocando las piezas. ¿Dónde irá cada una?

Vamos apartando algunas según los colores o los dibujos que tengan.

Piezas por todos lados, hasta en el poyo de la ventana.

Las de un solo color, las que son de dos colores, las que tienen rayitas...

Y así va el puzzle. Tengo que reconocer que yo encuentro bastantes menos piezas que ella, pero bueno si pongo una algo es. Seguro que cuando esté hecho quedará precioso.

Esta afición por los puzzles nos viene de hace tiempo. Ya hemos hecho varios y los tenemos enmarcados y colgados en nuestras casas.

Estos dos son más pequeños. Se los compramos a nuestros padres para que los hicieran entre los dos. A mi madre le gustaba mucho buscar las piezas.


Éste lo hizo mi hermana hace ya muchos años, cuando estaba estudiando la carrera. También le ayudaron mis padres a buscar piezas.

Y éste, el de la niña en la escalera, es el último que ha hecho. Se lo regalamos para unos reyes y se lo hizo en muy poco tiempo. A éste le ayudó principalmente mi padre.

Estos son los míos. Un paisaje con una puesta de sol que me encanta. Éste es pequeñito.


Otro paisaje que hicimos hace ya muchos años también. Éste es de la misma época que el del castillo de mi hermana.

El del gato me lo regalaron mis hijos hace mucho tiempo también. Me sirvió de entretenimiento los meses de aquel invierno.

Y éste es el último que hice. Es el más grande de todos y le tengo especial cariño porque me recuerda una etapa de cambio en mi vida.

Muchas veces he utilizado el puzzle en la escuela como ejemplo para mis explicaciones. Al hablar de la lengua, la materna o la extranjera, vemos que las palabras tienen su función en la frase y para que ésta esté perfectamente estructurada, cada palabra debe ocupar su sitio, no podemos colocarlas donde nos dé la gana.

Pienso que hacer puzzles es un buen ejercicio para los pequeños y para los mayores. Nos ayuda a desarrollar nuestra capacidad de observación, concentración y de relación, además de entretenernos y relajarnos.

Muchas veces he imaginado que nuestro planeta es como un gran puzzle. Cada uno de nosotros somos una pieza de este puzzle, y también lo es cada animal, planta, nube, etc

Todas las piezas son iguales de importantes. Lo mismo da que sean negras, blancas, grises... Lo mismo da que tengan dibujos o no. Todas son iguales de necesarias. Las de los bordes, las del centro, las de las esquinas... No podemos prescindir de ninguna. No podemos decir: oh, esta es la mejor y la puedo colocar en cualquier lugar... No, cada una tiene su sitio.

También nosotros debemos colocarnos en nuestro sitio y encajar con nuestro entorno para que todo esté en una perfecta armonía. Somos una pieza importante del puzzle más grande que podamos imaginar: el universo.