Solería reciclada

Como decía en la entrada anterior en mi casa siempre se reciclaba casi todo. Y no me refiero ahora a las telas, o ropas ya confeccionadas, sino que me refiero a la construcción.

Mi padre durante muchos años se dedicó a la albañilería y se traía a casa todos los restos de lozas, azulejos, etc que sobraban en las obras y que iban a ser tirados al estercolero (ahora contenedores). Con ellos, después, enlozaba el patio o los alrededores de la casa donde vivía. Y así lo tiene todo, como un verdadero mosaico.

También utilizaba piedrecitas o chinos planos y blancos, con los que hacía figuras. Estos los ponía en el suelo o en la pared.
Cada pieza la elegía concienzudamente. No servía cualquiera. Había que tener en cuenta el tamaño, la forma, el color, etc.

Al lado de mi padre estaba mi madre para alabarlo o para sugerirle posibles montajes. Los dos se han complementado siempre. Y los dos eran sumamente perfeccionistas con todo lo que hacían (él lo sigue siendo), a pesar de la limitación de utilizar materiales usados, entre otras cosas porque no había dinero para comprarlos nuevos.

Traigo una muestra como recuerdo de tanto trabajo. No quiero que quede en el olvido. Por eso hoy quiero compartirlo con vosotr@s.

Conral, 12 de febrero de 2008