
Hoy he visto aparecer en el campo las amapolas
rojas y negras, tímidas y frágiles como las olas.
Indican el paso del tiempo: ¡una nueva primavera llega!
y lo anuncian, naciendo entre la hierba verde, sencillas y bellas.
Saben que su vida es corta, muy corta,
como corta es la vida de la flor del peral,
del manzano, del naranjo o del almendro.
Pero una mañana, con el sol, estas flores se abren alegres,
extienden sus pétalos como manos abiertas al mundo,
se sienten vivas y se agrupan en pequeños ramilletes
para que su belleza sea contemplada y admirada,
aunque sea durante unos momentos breves,
por los ojos de los niños, que son el futuro,
por los de los abuelos, que tanta experiencia tienen,
por los ojos de los que saben valorar la naturaleza
y guardan esta imagen en su corazón y en su mente.
(Conral, 29-03-05)
4 comentarios:
Hadita, sabes expresar la belleza y compartirla. Gracias. Melba
Yo también te doy las gracias por hacernos partícipes de estos bellos poemas.
Abrazos.
Conral, yo amo a la naturaleza y siempre admiré a esas flores que se lucen por un día y luego mueren...
Te mando un beso grande y feliz fin de semana♥
Gracias, Sabela. Gracias, Sandra, por vuestras visitas y vuestros comentarios.
A mí las flores me encantan, y esas pequeñitas me hacen pararme a pensar en la grandeza de la naturaleza, que es capaz de mostrarnos esas bellezas, aunque sea en un solo un día.
Mi recuerdo para los jazmines que además huelen a gloria.
Un abrazo.
Conchi
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