Cuadro redondo realizado con material de desecho

¿Cómo se me ocurrió hacer un cuadro redondo?

¿Sabéis qué son las lentillas? Pues sí, las lentes que nos ponemos dentro de los ojos para ver mejor. Estas lentes vienen en unas fundas de plástico.

Bien, un día llegó a mi casa Martina con dos bolsas llenas de estas piezas y me dijo: "Conchi, ¿con esto se podría hacer algo?"

Las bolsas con las piezas redondas de plástico estaban esperando a ver qué se me ocurría hacer. Y mira por dónde que un día, revisando una caja con libros de mis hijos, me encuentro con un tablero de cartón, ¡redondo!. Era de un juego y ellos lo habían guardado. Pensé: ¡ya está!, vamos a unir las piezas con el tablero.


Lo primero que hice fue pegar una cartulina por detrás del tablero, ya que se doblaba por la mitad. Luego le fui pegando trocitos de papel de cocina, con el fin de cubrir los colores, de endurecer la parte donde se doblaba y para crear una textura rugosa.



Una vez bien seco le fui pegando las piezas redondas de plástico, empezando de fuera a dentro.


Di siete vueltas (ahora pienso que por qué siete) y después decidí dejar el espacio central para pintar algún motivo.
Fui pintando las piezas con distintos tonos de marrón formando círculos concéntricos.


En la parte central pinté lo que se me ocurrió en aquel momento. Todo con un significado para mí. No sé las personas que lo vean qué pensarán.


Para el remate le pegué un cordón de seda en otro tono de marrón.

Una vez terminado me acordé de los mandalas. ¿Podría considerarse mi cuadro un mandala?
Me fui a google a buscar información y, como cada uno puede interpretar lo que quiera, yo os dejo dicha información para que me ayudéis a interpretar qué representa mi cuadro.

Los mándalas son diagramas o representaciones esquemáticas y simbólicas del macrocosmos y el microcosmos, utilizados en el budismo y el hinduismo. Estructuralmente, el espacio sagrado (el centro del universo y soporte de concentración), es generalmente representado como un círculo inscrito dentro de una forma cuadrangular. En la práctica, los iantra hindúes son lineales, mientras que los mándalas budistas son bastante figurativos. A partir de los ejes cardinales se suelen sectorizar las partes o regiones internas del círculo-mándala.


Por otra parte, la mayoría de las culturas posee configuraciones mandálicas o mandaloides, frecuentemente con intención espiritual: la mandorla (almendra) del arte cristiano medieval, ciertos laberintos en el pavimento de las iglesias góticas, los rosetones de vitral en las mismas iglesias; los diagramas de los indios pueblo, etcétera.
Es muy probable que esta universalidad de las figuras mandálicas se deba al hecho de que las formas concéntricas sugieren una idea de perfección (de equidistancia con respecto a un centro) y de que el perímetro del círculo evoque el eterno retorno de los ciclos de la naturaleza (tal como en la tradición helenística lo proponía, por ejemplo, el uróboros).

A su vez, en los rituales mágicos es frecuente la separación de un espacio sacro respecto de uno profano; para esto, en la tradición del ocultismo occidental, se ha recurrido y recurre a los círculos mágicos; el espacio sacro —o al menos el del ritual— es el inscripto en tales círculos que, de este modo, cumplen funciones análogas a los mándalas orientales.
Esta universalidad de los mándalas hizo que el psiquiatra Carl Gustav Jung los privilegiara como expresiones probables de lo inconsciente colectivo. Para Jung, el centro del mándala figura al sí-mismo (Selbst), que el sujeto intenta lograr perfeccionar en el proceso de individuación.

Se lo regalé a Martina y le gustó mucho. ¡Qué bien! Me alegro por ella y también por mí, pues hemos reciclado y creado.

Espero que a vosotr@s también os guste.
Un abrazo para tod@s y gracias por vuestra compañía!!!!