Rincón de la costura terminado

Seguí pintando objetos con la misma pintura gris y también seguí con los encajes y las rosas, con el fin de dejar el rincón dedicado a la costura personalizado y elegante.
¡Ahora sólo falta que me siente a coser!

Esto es una lata de galletas que tengo desde hace muchos años, casi desde que me casé. Antes era costumbre usar las latas para guardar los hilos, los botones y también las fotos antiguas. Yo la usaba para los materiales de coser y confieso que la tenía un poco desordenada.

Pensé pintarla ya que tenía pintura, porque tirar la lata no quería ya que siempre estuvo a mi lado. (La tapadera la he dejado para otro fin que ya os contaré.)


Por dentro decidí forrarla con tela ya que la pintura se podía desconchar y no quería estar sufriendo con lo que metiera dentro. Así que cogí unos trozos de restos de telas y los pegué. Se quedó perfecta.

Por fuera le pegué su encajito, esta vez usé uno más ancho, y luego le pinté un pequeño capullito de rosa.

Meses atrás hice un cestito con tiras de bolsas de plástico. Ya puse otros trabajos que recordaréis. Para las que no los vieran les digo que se hace a ganchillo y quedan muy bien.

El cestillo es ideal para guardar los dedales y el metro, que si están entre las bobinas siempre cuesta encontrarlos.

En la lata coloqué el cestillo y también las bobinas grandes, así como las madejas de hilo de algodón. Todo está a la vista y fácil para usar.

Ya que estaba puesta decidí pintar también la tapadera de la máquina de coser. En la parte de abajo le pegué el encajito más ancho, como el de la lata de las bobinas y luego le pinté otra rosa. Creo que el rincón ha quedado muy conjuntado, ¿verdad?, y todo ordenadito.

A la izquierda tengo el costurero que me regaló Nani (una amiga bloguera que, aunque hace mucho que no sé nada de ella, no la olvido) y la almohadilla para las agujas que me regaló Mercedes (otra amiga que ahora está de vacaciones y desde aquí le deseo que lo esté pasando fenomenal).

Mi máquina de coser es portátil y eléctrica. Bueno, yo se la compré a mi madre y ella después me la regaló a mí. Y la coloqué en un pie antiguo, de aquellas máquinas de coser de pedales. Este pie era de mi tía Benilde, se le estropeó la máquina, le daba pena de tirar el pie y me preguntó que si lo quería y yo, encantada, le dije que sí y lo mantengo tal cual, pues así me gusta.

En la parte de abajo, a la derecha, se ve la papelera que ya conocéis. Pero volveré a poner la foto para que esté todo juntito.

Espero que os guste la transformación de mi rincón de la costura y os animéis a hacer aquello que se os ocurra y os apetezca.

Y ya sólo me queda desearos un feliz fin de semana, y recordaros que si vais a viajar tengáis muchísimo cuidado en las carreteras. Os esperamos aquí a la vuelta.

Abrazos y gracias por vuestras visitas y comentarios.