En una casa con paredes de tierra nací yo. Mi madre era la encargada de mantener las paredes bien blancas encalándolas a mano. Recuerdo que venía un hombre vendiendo cal y mis padres le compraban para luego pintar. Esa cal había que "apagarla", así que la echaban en agua. Había que saber la medida exacta, no se podía echar más agua de la cuenta, la cal empezaba a hervir y desprendía un gas y un olor característico. Mi madre no nos dejaba acercarnos a donde estaba el recipiente, que casi siempre era un pequeño bidón.
Las paredes se desconchaban nada más rozarlas o con la humedad. Se abrían buenos borococos, que luego había que repellar con cemento o con la cal muy espesa. Las manos se picaban (antes no había guantes ni de goma ni de nada). Para que la pared quedara con un blanco más bonito y no amarilleara, se le echaba a la cal un poquito de "azulillo", unos polvitos azules que se diluian y le daba a la pared un aspecto mucho más agradable.
Cuando los niños nos caíamos y nos hacíamos una herida en la rodilla, o en los codos, o cuando nos cortábamos con los cuchillos, mi madre nos llevaba a la pared, con la navaja raspaba la cal que caía sobre la herida hasta cubrirla, luego ella nos la tapaba con una venda, que era un trozo de tela, y así se nos curaba la herida. La cal hacía que se formara la costra y cicatrizara.
Todas estas imágenes me vinieron a la mente hace unos días cuando, visitando el blog de una amiga canaria, Tanci, vi una foto que ella había publicado. Junto a la imagen sus palabras:
Te pienso amor
sentimiento interior
comunicación.
Tanto la foto como sus palabras me llegaron hondo. Y sin saber muy bien cómo ni por qué me puse a pintar aquella casa. Cogí un trozo de tela, le di una mano de pintura acrílica que me había sobrado de pintar el lapicero con la flor de sacuanjoche, y luego empecé a pintar con óleos. Esto es la primera vez que lo hago, no tenía ni idea si funcionaría, pero aquí está. Creo que da un efecto adecuado para una pintura que pretende reflejar unos recuerdos.
En una pared, atadas a una "puntilla", hay tres rosas colgadas que conservan su belleza aún estando ya secas. Lo de las rosas es una aportación mía, ellas no están en la foto de Tanci.
Bueno, espero que os guste el cuadro. Aún no está enmarcado, pero ya sabéis que me gusta enseñaros mis pinturas en el caballete. ¡Una manía!
Gracias a tod@s y un abrazo.
No se te resiste nada, Conchi!!
ResponderEliminar¡Qué patio más bonito!!!
Yo también recuerdo todo el proceso de apagar la cal y luego pintar...¡Cuántas cosas !
Oye, lo de curar las heridas con cal no tenía ni idea, imagino que tenía que escocer un montón...uy!!!
Bss
Blanca, por aquí sigo todavía, jeje, casi te veo entrar!
ResponderEliminarPues sí que escocía la herida con la cal, pero al final se curaba. Y es que no teníamos otra cosaaaa. En aquellos tiempos no había ni mercromina, ni ná de ná. A veces se compraba polvos de sulfatiazol, que servía de cicatrizante como la cal.
También recuerdo que cuando nos quemábamos la mano con la plancha de carbón, o con el brasero de picón, metíamos la mano en el agua de la cal y también se nos curaba. Aquel agua hacía que no nos salieran las pompas de las quemaduras.
Buenoooo, sí que soy mayor!!!!
Un abrazo grande
Conchi
Ay Conchi,que bonito te ha quedado ese cuadro,cuanto me alegro de volver a ver una de tus pinturas.
ResponderEliminarMe has hecho recordar muchas cosas de antaño,bueno,yo era muy pequeña pero recuerdo como si fuera ayer.Vivo en una de esas casas,claro que ya no es lo que era,lo único que conservo de ella son las paredes de 60cms que dan frescor a las habitaciones.¡Ay, si la chacha Consola levantara la cabeza y viera lo que hice de su casa...!
Espero que estés bién.Te mando un beso muy grande.
Cuando puedas pasa a ver el interior de la cajita,ya la abrí.
♥
ResponderEliminarHola, Hadita, qué precioso te ha quedado.
Recibe un fuerte abrazo con mi admiración y cariño.
♥
Ese cuadro t equedó muy bonito y pienso que refleja muy bien tu recuerdo. Algunas de las cosas que cuentas las viví de forma parecida. Pero en mi antigua casa las paredes no eran de 69 como las de Maloles sino de 4o. Bonitos recuerdos de cuando no había tantas cosas. Que tengas una linda semana Conchi.
ResponderEliminarArtista, has sabido reflejar bien tus recuerdos
ResponderEliminarQue tengas una semana 10
Besos de colores
Hola Conral
ResponderEliminarTu historia se ve muy bien plasmada en la pintura.
Un cuadro hecho con el corazón, lleno de recuerdos hermosos.
Me encantó tu pintura, pero lo más bonito es que hayas compartido tus recuerdos de la infancia.
Gracias!
Besos y muy buena semana!
CONRAL; En primer pido perdón por entrar en este su blog, me llamo Rosa y no es la primera vez que lo visito,pero esto de la pintura me gusta y me a encantado el cuadro,perfectamente reflejada en la pintura, las casas de cuando eramos pequeñas,sabía lo de la cal para pintar sus blancas fachadas pero no tenía conocimiento de que se utilizara para curar heridas,nunca te acostaras sin saber algo nuevo. Por cierto encantadores trabajos realizados por DON FRANCISCO una maravilla, e tenido el placer de ver la cestita que le regalo a Piedad,y me pareció una obra de arte; Enhorabuena por tener tan bellos recuerdos de su padre.Un cordial saludo,Rosa.
ResponderEliminarQue bonito recuredos que vienen a la memoria, de tiempos de amores tiernos..y infancias... en pueblos.. jugando todo el día en esos patios y con esas puertas abiertas.
ResponderEliminarUn beso
Una manía que ya me gustaría a mi tener. Me gusta mucho y esa cal de la que hablas también la llegue a conocer. Cada llegada de la primavera en la casa vieja de Barcelona mi madre se liaba el pañuelo a la cabeza y arrastrando a mi padre se encalaba el terradillo... allí pinté mis primeras macetas, pintura de brocha gorda Me dejaban pintar las macetas que luego mi madre llenaba de esquejes de geranios.... Recuerdos
ResponderEliminarUn abrazo amiga
Te ha quedado precioso.
ResponderEliminarA mi también me vienen a la memoria los patios de mis abuelas y... deseo pintarlos. Pero de momento no me atrevo a pintar de memoria. Tú si que eres valiente.
Hola, Conchi.
ResponderEliminarCuantos recuerdos me has traído con los tuyos. Pues mi madre también blanqueaba con cal como se decía allí, "boy a blanquear".
Lo de las heridas no lo sabía que se curaran con la cal, pero sí todo el proceso , incluso, lo de poner el azulete como le llamábamos a los polvos para que el blanco quedara un poco azulado... No es que seamos mayores, es que los tiempos han cambiado mucho y hemos abanzado muy de prisa...
Gracias por compartir tus recuerdos.
Abrazos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarConchi, parece que nos has despertado los recuerdos a muchas. Mi madre también me contaba que de joven "encalaba" la fachada, y que había que apagarla, y todos los detalles. Eran muchas hermanas, y ella era la pequeña, se iban pasando las tareas según se iban incorporando al trabajo fuera de casa, y como ella era la "chica" pues se ocupó de la casa hasta que se casó. También le daban a la parte inferior más a menudo para mantener bien blanco la pintura, porque con el roce se ensuciaba más, a esto le llamaban "dar unas bajeritas". Qué recuerdos más gratos. La pintura es preciosa, desde luego tienes muy buenas manos y todo lo que tocas te sale bien, amiga.
ResponderEliminarUn beso,
Margarita
Veo que no soy el único, según los comentarios que veo, pues a mí ese relato también me evoca recuerdos lejanos vividos en plenitud. "Apagae la cal" y "encalar" y el método de hacerlo siempre en la misma dirección con pinceles redondos atados a una caña, para que no salieran "caballitos" o "pajarracos" que se notaban al cambiar la dirección. Y la reparación de los desconchones cuando los "caliches" se caían.
ResponderEliminarFaenas duras y "pejigueras, pues siempre había que estar con el picel en la mano retocando o "echando bajeras" para eliminar la oscuridad que producía la suciedad por el roce de personas y/o animales.
Que tengas un buen fin de semana y ya las vacaciones.
Saludos cordiales.
Ay, ay, vengo corriendo a aclarar una cosa: me ha dicho mi hermana que las heridas no escocían cuando nos echábamos la cal, la que raspábamos de la pared. Hace tanto tiempo que ni me acordaba de si escocía o no, pero ella tiene mejor memoria!!!
ResponderEliminarNosotros le decíamos "blanquear" la casa a lo de "encalar". Y es cierto que se hacía con una escobilla redonda, creo que hecha de palma o algo parecido, y siempre había darle en la misma dirección.
Ufff, cuántos recuerdos!
Muchas gracias a tod@s por vuestras visitas y comentarios. Me alegro que tengamos recuerdos más o menos parecidos y también me alegro que os guste mi pintura!!
Un abrazo para tod@s.
Conchi
He contemplado admirada lo bien que has pintado esa casa antigua que tantos recuerdos te han despertado.
ResponderEliminarAqui en los pueblos y casas de campo todavía se sigue encalando, es también una tradición, tanto paredes interiores como exteriores, últimamente observo que incluso encalan de blanco algunos tejados que en su día fueron de teja roja, por algo la llaman la isla blanca y azul.
Besotes
Que bonito recuerdo y que preciosa pintura. Por aquí también se "blanqueaba" al llegar la primavera. El característico olor de la cal todavía lo asocio a la limpieza.
ResponderEliminarY mi madre siempre dispuesta a coger la brocha para retocar...
Me ha gustado mucho tu entrada.
Besicos
Mi querida Conchi, has hecho honor a una gran afición tuya: la pintura. Y si hacía tiempo que no cogias los pinceles en tus manos, en esta creación tuya has dejado plasmada tu creatividad y tu delicadeza.
ResponderEliminarNunca pensé yo que una simple foto de una casa antigua con paredes "enjalbegadas", así las llamamos por Canarias, y unas pocas palabras entrelazadas hubieran podido capturar tu corazón y tu sentimiento.Te felicito por lo bien que has hecho tu obra. Pero sobre todo por esa sensibilidad tuya captadora de imágenes y palabras que a tus ojos pudieron sugerir tantísimos recuerdos y tantas semblanzas. Me halaga Conchi. Y sintiéndome halagada he de compartir contigo, con tu obra y con tus sentimientos, los míos propios. Por ello y por más te doy las gracias.
Dicho esto, me siento contenta y feliz. Así que desde aquí te animo a seguir capturando pequeñas esencias para plasmarlas sobre una simple tela.Tela que has llenado de color, sintonía, recuerdos y vida. Mucha vida.
Un abrazo inmenso allende los mares.
Tanci
Conral que recuerdos,en casa de mis padres tambien se utiliza la cal para blanquear o jalbegar como decimos en mi tierra,el cuadro lo dice todo ami me llena de recuerdos con solo verlo.Besossss
ResponderEliminarConchi, que bonito te ha quedado el cuadro y cuanta historia encierra... a mi tambienme has despertado la cantidad de recuerdos que tengo de mis abuelos y como nos ponian a encalar las pareces de la casa.
ResponderEliminarBesinos amiga y feliz semana
Me cuesta ponerme al día y la verdad cuantas cosas bonitas me perdía.
ResponderEliminarAbrazos.
Los recuerdo de la infancia son inolvidables, que recuerdos más bonitos, quedan muy bien reflejados en este cuadro, impresionante, Conchi.
ResponderEliminarUn abrazo.
esta preciosos y se teda muy bien
ResponderEliminarbesos
Que curioso Conchi,nunca habia oido lo de raspar la cal para curar heridas. Me gusta mucho tu cuadro,pues aqui en Cervelló aún queda alguna casa de esas antiguas que comentas,aunque todo se pierde,pues derriban muchas para hacer obra nueva.
ResponderEliminarQue pases un buen fin de semana.
Un fuerte abrazo!!!