en los que me he inspirado.
A mi hija y a mi hijo,
que me han enseñado.
A mi hermana,
que me ha apoyado.
A mi marido,
que me ha acompañado.
Y a un amigo misterioso
que me ha animado
a escribir esta historia de
“Encuentros Enredados”.
Septiembre 2005
PERSONAJES
MANUEL: Hombre de unos 75 años. Viudo.
DOLORES: Mujer de unos 72 años. Viuda.
SERGIO: 45 años. Hijo de Manuel. Padre soltero.
ANA: 40 años. Hija de Dolores. Madre soltera.
LOLITA: 17 años. Hija de Sergio.
LAURITA: 10 años. Hija de Ana.
MARISOL: 9 años. Sobrina de Ana y nieta de Dolores.
El escenario estará dividido en dos partes representando las viviendas de las dos familias. Dos habitaciones prácticamente iguales de dos pisos interiores cuyas ventanas dan a un patio de luz y por las cuales los vecinos se saludan cada día, preguntándose por la salud, el tiempo y alguna cosilla más.
Al fondo de cada habitación estará la puerta de la calle. A la izquierda y a la derecha, las puertas que llevan al interior de las viviendas.
La pared que separa las habitaciones tendrá una ventana que simulará la del patio de luz.
La decoración de cada habitación será diferente en cuanto a cuadros, cortinas, lámparas, etc., pero en ambas habrá una mesa camilla, un sillón, dos sillas y un ordenador.
A la izquierda, la vivienda de Dolores, Ana, Laurita y Marisol.
A la derecha la de Manuel, Sergio y Lolita.
La acción transcurrirá desde la mañana a la noche de un día cualquiera del año.
ESCENA 1ª
(Sale Dolores por la izquierda muy arreglada y bien compuesta. A pesar de su edad le gusta seguir cuidando de su aspecto y desde por la mañana está con sus zapatos de tacón, sus collares y su bolso a punto, por si tiene que salir a la calle o por si llega alguna visita. Es sumamente ordenada, así que repasa que todo está en su sitio, suelta el bolso en la mesa y canta: “Yo soy una chica, una chica ye-yé. Con el pelo alborotado y las medias de color...”
Al mismo tiempo sale Manuel por la derecha con un batín de seda rojo, zapatillas de casa y un bastón. Lleva una revista doblada en el bolsillo y una radio en la mano, porque cada mañana le gusta oír las noticias, la suelta en la mesa y se acerca a la ventana para mirar al cielo.
Dolores mientras canta hace cosas, como abrir la ventana. Al ver a Manuel deja de cantar y actúa como la vecina mayor que es.)
DOLORES: (Por la ventana) Buenos días, Manuel.
MANUEL: Buenos días, Dolores.
DOLORES: ¿Cómo se ha levantado usted hoy?
MANUEL: Igual que todos los días...(Con resignación) Todos los días son iguales.
DOLORES: ¡Todos, no, hombre! ¿Usted cree que hoy va a llover? ¿Qué le ha dicho su pierna?
MANUEL: A mi pierna es mejor no escucharla, ni ella ni la radio aciertan. Cuando anuncian agua, sale el sol y cuando anuncian sol, hay nubes, así que...
DOLORES: ¡Pues sí que estamos apañados!
ESCENA 2ª
(Entra Ana por la izquierda y se dirige al ordenador).
ANA: Buenos días, mamá, voy a ver mi correo y salgo corriendo, que pierdo el autobús.
DOLORES: Buenos días, hija. (A Manuel) Hasta luego, Manuel.
MANUEL: Hasta luego, Dolores. (Mientras va para su sillón canta su canción favorita: “El trigo entre toas las flores ha escogío a la amapola y yo escojo a mi Dolores, Dolores, Lolita, Lola...” Se sienta y escucha la radio)
DOLORES: ¡Ana, hija,...te levantas y lo primero que haces es ponerte con el ordenador!
ANA: Mamá, ¿ya estamos? Tengo que ver mi correo y ya me voy.
DOLORES: (con sorna) Yo pensaba que el correo lo traía Paco, el cartero...
ANA: Tú no entiendes de esto, compréndelo.
DOLORES: ¡No!, yo no puedo comprender que ahora el cartero esté dentro de un cacharro, que sea un ordenador o como se llame...
ANA: Anda, mujer, mamá...déjame y ve a ver si las niñas han terminado ya de desayunar.
DOLORES: Claro, yo soy la que me tengo que encargar de las niñas, ¡pues tú eres su madre!
ANA: Yo soy la madre de Laurita, pero no soy la madre de Marisol y también la cuido.
DOLORES: Marisol es tu sobrina y sabes que sus padres están siempre viajando por el trabajo que tienen.
ANA: ¡Hay que ver cómo eres! ¡Continuamente estás defendiendo a mi hermana y a su marido!
DOLORES: No los defiendo, pero la niña se tiene que quedar aquí. ¡Yo soy su abuela!
ANA: También tiene a los otros abuelos y nunca se la llevan.
DOLORES: A mí eso me da igual. La niña no tiene la culpa de que sus padres tengan ese trabajo y se quedará aquí, quieras tú o no quieras.
ANA: Pero si a mí no me molesta, si yo la quiero como a mi hija. Lo que me molesta es que siempre defiendas a mi hermana y me ataques a mí.
DOLORES: A ti siempre te he ayudado y, sobre todo, cuando tuviste a Laurita sin...
ANA: No, ahora no te vayas. ¡Sin casarme!, dilo, tuve a mi hija sin casarme.
DOLORES: Anda, Ana, cállate.
ANA: Siempre me lo echas en cara. Pues sí, tuve a mi hija y es lo que más quiero en el mundo. Y lo de su padre...es mi problema, ¿sabes?
DOLORES: Sí, claro, tu problema...y el mío...y el de Laurita....y el de todos. (Mientras habla, va andando hacia la cocina. Sale).
(Ana se concentra en el ordenador. Espera que una persona que conoció en el chat le haya escrito un mensaje, pero no ha sido así. La cara le va cambiando de alegre a triste. Mientras maneja el ordenador, habla sola).
ANA: ¡Todos los días la misma historia (se refiere a la pelea con su madre). Bueno, voy a ver si me ha mandado algo éste...
ESCENA 3º:
(Manuel sigue sentado en su sillón escuchando la radio. Entra Lolita por la derecha cantando: “Palomitas de maíz, palomitas de maíz...” y va a encender el ordenador.
LOLITA: Buenos días, abuelo.
MANUEL: Buenos días, Lolita. ¿Ya te vas a poner con el ordenador?
LOLITA: Es sólo un momento, abuelo. Tengo que mirar una cosa antes de irme al instituto.
MANUEL: Yo no sé qué miras tanto ahí.
LOLITA: Son cosas que necesito para hacer un trabajo que me han mandado.
MANUEL: Para estudiar, lo mejor es la enciclopedia. Yo le compré una a tu padre cuando tenía tu edad y le sirvió para sacarse una carrera.
LOLITA: Las enciclopedias ya no se usan, abuelo. ¡El ordenador es como una enciclopedia, pero a lo bestia!
MANUEL: Sí, claro...y yo que me lo creo...
LOLITA: Mira, abuelo, cuando yo tenga las vacaciones te voy a enseñar a manejar el ordenador, verás como te lo crees.
MANUEL: Pero, hija, ¿tú crees que a mi edad yo voy a manejar eso?
LOLITA: Claro que sí. Hay muchas personas mayores que lo hacen. Además, tú eres muy listo (se acerca y le da un beso).
MANUEL: Anda, anda...que la lista eres tú.
LOLITA: ¡Claro! Me parezco a ti! (Los dos ríen).
(Lolita se sienta delante del ordenador. El abuelo no le quita ojo a la pantalla. En la otra habitación, Ana está escribiendo un mensaje).
ANA: Hola, “Espinoso”. Antes de irme a trabajar he mirado el correo para ver si me habías mandado el poema que me prometiste anoche. Veo que no lo has hecho, seguro que no has podido. No pasa nada. Hazlo cuando puedas. Yo no te puedo mandar una poesía mía, porque nunca he escrito ninguna. Creo que soy incapaz.
Bueno, te dejo, que tengo prisa. Nos vemos luego en el chat y ya hablamos.
Un beso.
“Amapola”.
ESCENA 4ª:
(Sale Sergio por la derecha con una cartera en la mano. Bien vestido).
SERGIO: Buenos días, papá.
MANUEL: Buenos días, hijo, ¿ya te vas al trabajo?
MANUEL: Sí, ya mismo. Antes tengo que ver en el ordenador si me han mandado unos informes... Déjame el ordenador, Lolita.
MANUEL: ¿Unos uniformes?
LOLITA: Un momento, papá, que estoy buscando información para un trabajo del insti...
SERGIO: Un minuto y te levantas, que tengo prisa.
LOLITA: Pero papá...
MANUEL: ¡Todos los días igual! Sois dos y siempre os estáis peleando por el ordenador. No sé qué es lo que buscáis ahí. (Al público) Lo de los uniformes no me lo creo...
SERGIO: Papá, me tienen que mandar unos informes médicos por correo electrónico. Si los veo ahora ya lo tengo adelantado, que luego, en el hospital, hay veces que no tenemos tiempo de pararnos a verlos.
MANUEL: Ah, ya, ¡unos informes médicos!... ¡Lolita, deja a tu padre!
(En ese momento suenan unos móviles. Sergio y Lolita cogen el suyo. Es para ella.)
LOLITA: (Sentada) ¿Hola? ¿Cómo tú llamando? (Se levanta.)
SERGIO: ¡Otra vez! ¡No ha parado en toda la mañana! Que si un toque, que si una llamada con nº oculto, ahora un mensajito... vamos, que le tengo que dedicar más tiempo a esta mujer que cuando vivía con ella. (Corre al ordenador mientras lee el mensaje)
(En la otra habitación. Ana se da cuenta de la hora que es y va a llamar a las niñas.)
ANA: (Desde la puerta) ¡Laurita, Marisol, daos prisa que vais a perder el autobús! (Se vuelve al ordenador).
LOLITA: (Paseando, habla muy pija, cosa que en la realidad no es) ¡No! Osea, esos pantalones son totalmente out! (...) ¿El vestido? Ajam (...) ¿Sólo 60 €? Chica, ¿ahora te compras la ropa en el mercadillo o qué? (...)
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2 comentarios:
Felicidades, es un placer leer y reir, y con esta obra tuya he hecho ambas cosas. Gracias por compartir con todos nosotros tus trabajos, en especial éste que es superdivertido. Un abrazo y mis ánimos para que sigas escribiendo este tipo de obras.
Me alegro, Meli, que te gustara esta obrita.
Como he comprobado, después de un tiempo, que el enlace que puse falla, os he puesto un fragmento de la obra y si queréis leerla completa os la puedo enviar por e-mail.
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