Cuántos recuerdos me trae el decorado de “Eloísa está debajo de un almendro”. Todo un verano preparando la obra. Muchos meses pensando, imaginando el decorado. Todo lo hice con cartones, buscando cajas grandes de frigoríficos, cajas medianas y pequeñas…, papel de periódico y mucha cola, mucha cola... Paredes, estantería, libros, lámpara, reloj de pared, búho… todo de cartón… Después lo pintamos entre mi hermana y yo.
El decorado tenía dos caras. Por un lado simulaba la habitación de una casa para el desarrollo del primer acto, luego le dábamos la vuelta y ya nos encontrábamos en otra casa para el segundo acto. Todo estaba muy pensado. Todo encajaba. Cuánto trabajo, cuánto esfuerzo, cuánta ilusión y qué malos recuerdos también. Mientras preparábamos todo, en un otoño lluvioso, nuestro pensamiento estaba también en el hospital porque un primo nuestro tuvo un accidente de tráfico por aquellos días y estaba muy grave. Era fuerte y salió adelante. (Al año y medio volvió a tener otro accidente y definitivamente nos dejó.)
Representamos dos veces “Eloísa” pero, unos días antes de la tercera representación, operaron a una de las componentes del grupo de un cáncer. Todavía está luchando contra esta enfermedad. No quise volver a poner en escena la obra. No me trae buenos recuerdos. Posiblemente este decorado no se vuelva a utilizar, pero he querido traerlo aquí porque con él soñé, con él aprendí mucho, aprendí que es posible llevar a cabo lo que uno quiera y que todo es cuestión de proponérselo y de dar rienda suelta a la imaginación…
Hoy quería cerrar ese capítulo de mi vida. Pero como acaba de decirme mi hija no debemos cerrar las puertas del todo, sólo encajarlas, porque puede gustarnos volver a visitar la habitación. Gracias, Inmaculada.
El decorado tenía dos caras. Por un lado simulaba la habitación de una casa para el desarrollo del primer acto, luego le dábamos la vuelta y ya nos encontrábamos en otra casa para el segundo acto. Todo estaba muy pensado. Todo encajaba. Cuánto trabajo, cuánto esfuerzo, cuánta ilusión y qué malos recuerdos también. Mientras preparábamos todo, en un otoño lluvioso, nuestro pensamiento estaba también en el hospital porque un primo nuestro tuvo un accidente de tráfico por aquellos días y estaba muy grave. Era fuerte y salió adelante. (Al año y medio volvió a tener otro accidente y definitivamente nos dejó.)
Representamos dos veces “Eloísa” pero, unos días antes de la tercera representación, operaron a una de las componentes del grupo de un cáncer. Todavía está luchando contra esta enfermedad. No quise volver a poner en escena la obra. No me trae buenos recuerdos. Posiblemente este decorado no se vuelva a utilizar, pero he querido traerlo aquí porque con él soñé, con él aprendí mucho, aprendí que es posible llevar a cabo lo que uno quiera y que todo es cuestión de proponérselo y de dar rienda suelta a la imaginación…
Hoy quería cerrar ese capítulo de mi vida. Pero como acaba de decirme mi hija no debemos cerrar las puertas del todo, sólo encajarlas, porque puede gustarnos volver a visitar la habitación. Gracias, Inmaculada.
6 comentarios:
En la fachada de un edificio de Ávila, hay inscrita la frase "Cuando una puerta se cierra, otra se abre", y así es. Qué vida más apasionante la de los escenarios (con sus éxitos y fracasos, con realizaciones y frustraciones). Pero cuando se levanta el telón, el aplauso del público te llena y te lleva en volandas. Enhorabuena. Y gracias.
No sé si una vida es un conjunto de capítulos...y ni siquiera si éstos se pueden abrir y cerrar cuando uno quiera. Quizás tu hija tenga mucha razón.
a-i-o
Ese decorado es un recuerdo para más gente. Gracias a él, empezamos a tener una relación más profunda. Del trabajo y de la tristeza de aquellos días surgió una complicidad que nos unió más en nuestro cariño. Quédate con lo bueno, con lo que aprendimos, con las noches casi sin luz y con frío, que en silencio nos dijimos muchas cosas. Fué el final y el principio. Una etapa más en el recuerdo. Algo más que contar. Tq.
Hoy...que me ha dado por recordar estos tiempos, paso por aquí...Y mira que ayer anduve hablando de lo grande que es mi madre por no sólo darnos la oportunidad de conocer estos mundos y artes escénicas, si no por crearlos para cada uno de nuestros papeles, de nuestras oportunidades...cuántas horas invertidas,cuánto esfuerzo, esmero, cuánto cariño, cuánta ilusión, cuánta pasión...Seguro que pronto volvemos a sentirlo.
Un abrazo enorme, Conchi.
Para mí siempre serás la mejor directora del mundo.
Cuando una persona lucha y se entrega en cuerpo y alma por sacar adelante algo en lo que cree no puede fracasar aunque la crítica sea negativa. Incluso en esas circunstancias saca una lección, y cuando se aprende "algo" no se ha fracasado, simplemente fallaron las perspectivas. Nada más, pero tampoco nada menos.
Un besazo muy grande DIRECTORA. loli
Enhorabuena, eres una gran artista. Hay que tener mucha imaginación y talento para llevar a cabo este gran trabajo. No cambies. Un beso fuerte.
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